Con frecuencia oímos decir que alguien baila Salsa Cubana, o que da clases de Salsa Cubana. Sin embargo, cuando se les ve bailar, los verdaderos entendidos advierten un equívoco: no bailan Salsa Cubana, sino lo que se viene llamando Cubalínea, una mezcla de la llamada Salsa en Línea con Salsa Cubana…
En efecto, al buen observador no le pasa desapercibido esa extraña mezcla. Y no decimos que no sea baile, o que no resulte bonito, por supuesto. Pero es preciso distinguir, como ya se hace en muchas escuelas y academias. Este estilo (Cubalínea) mantiene los principios técnicos de la Salsa en Línea, pero tratando de hacer las figuras de la Salsa Cubana. La Salsa Cubana, es anterior a todo esto, y tiene la belleza y el encanto del baile como cortejo, como seducción, como juego amoroso; cuajada de minuciosa técnica (como insistimos en nuestras clases), y a la vez abierta a la creatividad, a los sentimientos despertados por la canción, por la pareja con que se baila. Bella en figuras, variada en movimientos; la Salsa Cubana siempre respeta la fisonomía del cuerpo, el movimiento natural de las articulaciones, para jamás hacer daño o dañarse. Los cuerpos están libres de tensiones y por tanto sueltos para la expresión corporal. Aquí pongo unas diferencias y señales que las distinguen, a mi parecer:
En la Salsa Cubana se guapea de lado, como si los cuerpos tocaran la misma pared con la espalda al abrirse (al tiempo 7), y extendiendo casi en su totalidad los brazos; en Cubalínea, se guapea de frente, imitando el básico de la Salsa en Línea.
En Salsa Cubana, el giro de la chica comienza al tiempo ‘uno’; en Cubalínea, al tiempo ‘cinco’. Mientras que en aquella se recorre un semicírculo (se camina), en esta, se gira en el mismo sitio.
En la Salsa Cubana los giros o vueltas se hacen dando pasitos; en Cubalínea, los pies patinan sobre el suelo. Hoy encontramos estupendas pistas de baile, con un suelo super pulido y deslizante; contamos con calzado de suela adaptada a estos suelos; se puede deslizar el pie sin problemas. Pero…qué hubiera pasado si, cuando nace la Salsa Cubana en la Isla, una bailarina hubiera intentado hacer uno o varios giros, patinando sobre el piso…un piso de yeso, tierra, cemento…el asfalto de la calle (donde lo hubiere)… sería romperse el tobillo.
En la Salsa Cubana, se realizan las figuras, caminando; se marca delante. En Cubalínea, no se camina, y se marca atrás. Esto tiene especial relevancia a la hora del baile social; y no sólo por el espacio que se ocupa de la pista de baile, sino sobre todo por el peligro (y no solo peligro) de pisotones con otras parejas que comparten pista de baile. Ya es desagradable el pisotón, pesado y basto de un varón que deja todo el peso de su cuerpo en nuestro pie; pero también el fino y agudo pisotón femenino de un tacón de unos cuantos centímetros….
En la Salsa Cubana, el guía marca los movimientos y pasos de la pareja, no hay tensiones, ni tirones en los brazos; en Cubalínea el que guía tira del brazo de la pareja, hay colisión de fuerzas. Por eso en Salsa Cubana el cuerpo de los bailarines está libre de esas tensiones, su caminar en grácil, sensual, delicado.
En la Salsa Cubana, el guía debe adaptarse al nivel de destreza de la pareja, hacerle disfrutar, respetar la inercia de los movimientos, no lastimarla; ser delicado en las indicaciones. Con frecuencia, en Cubalínea se ejercen contrafuerzas, bloqueos y tensiones que pueden dañar a uno y otro de los bailarines.
En la Salsa Cubana, los bailarines se mueven en un movimiento circular en torno a un imaginario eje, creando así su propio mundo, su burbuja de idilio, de conquista, de coqueteo.. No bailan para el público, sino el uno para el otro. En Cubalínea, no se forma este círculo, sino que se mueven, intercambian posiciones, sobre una imaginaria línea trazada en el suelo, como consecuencia de tener como referente la Línea. Y si bien esa línea puede ir variando de orientación, no llega a ser ese círculo cerrado, ese mundo propio y ajeno a intromisiones que forman los que bailan Salsa Cubana.
AQUÍ UN SENCILLO EJEMPLO DE SALSA CUBANA
UN PAR DE EJEMPLOS DE LO QUE VENGO LLAMANDO CUBALÍNEA
El baile social siempre ha sido (y los es), prioritariamente, una excusa, una ocasión para el flirteo, para la conquista amorosa; nunca una disciplina gimnástica. Y la Salsa Cubana, la auténtica, mantiene esta característica. Admiramos y aplaudimos todos los estilos de baile, cuando se realizan con técnica y perfección. Pero es preciso tener las idea y conceptos muy claros. En nuestra clases tratamos de enseñar, de un modo didáctico, progresivo y exigente la Salsa Cubana; esa que llaman ‘la Reina de los bailes latinos’. Insistimos en la técnica y en la precisión de los movimientos; incitamos a la competencia personal y a la creatividad; pasamos de lo fácil a lo complejo, explicando los pormenores de la ejecución. No es lo mismo haber nacido en Cuba y haber ‘mamado’ la Salsa Cubana que venir de fuera a aprenderla.
Allí se aprende como se aprende una lengua materna; sin ser conscientes se interioriza y se usa la gramática, la ortografía, etc. de esa lengua, de ese idioma. Sin embargo, cuando alguien no nativo, quiere aprender esa lengua, sigue otro proceso: estudia la gramática, la ortografía, etc. Lo mismo ocurre cuando alguien no nativo, un español, por ejemplo, quiere aprender a bailar Salsa Cubana. Debe estudiar la técnica, la ejecución, etc. Esto es lo que hacemos en nuestras clases: enseñar desde cero.
Y termino diciendo que esta pasión por la Salsa llega a su apogeo de rapidez, agilidad, diversión, risas, integración social… en la Rueda Cubana. Figuras de pareja, intercambiando estas; figuras combinadas de todos los integrantes; pases ágiles y sorpresivos… todo esto hace de la Rueda Cubana un pasatiempo de lujo para el baile social, para el ocio.